El buen consejo
Déjate de andar diciendo
que reniegas de mi amor.
Puede que mañana mismo
solicites mi perdón.
No se derriba en un día
árbol que tanto creció.
Firmes eran sus raíces
y dio frutos y dio flor.
Pasa tu mano,
toca mi pecho,
escucha el grito
de mi dolor.
Está angustiado,
está llorando
por un ingrato
mi corazón.
De repente me dejaste,
aquí a ti te dejará.
Como no fue repentino
nuestro amor puede durar.
Por ti dejé yo un camino
que pudo no terminar.
Habiendo escogido el tuyo
no debistes traicionar.
Aquí tienes el remedio
para tu mal proceder:
las caricias de tu hija
y el perdón de la que fue.
Cógeme a tiempo, querido:
mañana tarde ha de ser.
Si mi amor se va de un golpe,
no lo podrás detener.