El Albertío
Yo no sé por qué mi Dios
le regala con largueza
sombrero con tanta cinta
a quien no tiene cabeza.
A dónde va el buey que no are,
responde con prontitud,
si no tenis la contesta
prepárate el ataúd.
Vale más en este mundo
ser limpio de sentimientos,
muchos van de ropa blanca
y Dios me libre por dentro.
Yo te di mi corazón,
devuélvemelo en seguida,
a tiempo me he dado cuenta
que vos no lo merecías.
Hay que medir el silencio,
hay que medir las palabras,
sin quedarse ni pasarse
medio a medio de la raya.
Yo suspiro por un Peiro,
cómo no he de suspirar,
si me ha entregado la llave
de todo lo celestial.
Y vos me diste el secreto
de chapa sin cerradura,
como quien dice la llave
del tarro de la basura.
Déjate de corcoveos,
que no nací pa jinete,
me sobran los Valentinos,
los Gardeles y Negretes.
Al pasito por las piedras
cuidado con los juanetes,
que aquí no ha nacido naide
con una estrella en la frente.
Discreto, fino y sencillo
son joyas resplandecientes
con las que el hombre que es hombre
se luce decentemente.
(esta última estrofa se toca un poco más rápido)
Alberto, dijo, me llamo,
contestó. lindo sonido,
más para llamarse Alberto
hay que ser bién albertío.