Toreando al Destino
Ay amor, hoy por tí pienso que no soy feliz.
A veces tengo que da la razón,
Pa no tenerme que poner en la balanza de un querer,
Que ahoga, aprieta y desmorona, mal fin tenga tu persona.
Ahora que por fin ya no te siento,
Ya no le temo a tus vanidades
Y mira que nunca sembré el fuerte viento,
Siempre contigo recogí tempestades.
Ahora que por fin ya no te siento,
Se ha jubilao el demonio y mis males.
Ahora por fin que no me atan tus besos,
Ahora mis sueños tienen mil finales.
Y si el olvio hizo de mi el estandarte que tuvo la pena,
Hoy he aprendido por fin a sonreir.
Saqué mi alma de esta cuarentena,
Mis ansiedades saben sobrevivir
Sin condiciones y tantas cadenas.
Hoy he escuchao a mi boca decir:
En paz con dios, terminó mi condena.
Por la puerta toriles salió mi destino,
Su pelo delata era negro bragao,
Altito de cara, pitones astifino,
Semblante nervioso, bien amorrillao.
Mi miedo lo espera en las tablas escondio,
Mitad emblanquecia y mitad colorao,
Y bajo la montera ya no escondo mi sinom
Vestio de luces presente y pasao.
Quédate, no ves que estoy mu solo.
Quédate, hoy me asusta el silencio.
Quédate y sueña tú conmigo.
Quédate y déjame dormio.
Quédate, no ves que estoy vacío.
Quédate y sueña tú conmigo.
¡ay que bonito, ay que bonito!
Escuchando la lluvia a tu laito. (bis)
Que soniquetazo tenian tus manos, manuel mío.
Fue un placer rozarte, sentir tu guitarra, amigo mío.
Y en tu nombre repican campanas de glorias con mil cascabeles,
Y los gitanos te lloran por los jereles.
Ay morao, mora, mora, moraito,
Santiago te tiene en su corazoncito. (bis)
Tus calles huelen a azahar
A naranjos y jazmines y a flores de temporá.
Qué bonito cantarle a mi pueblo,
Qué bonito el acento del sur,
Hay tres cosas que no me arrepiento:
El haber nacio en cai, sentirme flamenco y morir andaluz.
Tus calles huelen a azahar
A naranjos y jazmines y a flores de temporá.
Si dios me diera el mando vida mía,
Como se lo dió a la muerte, yo te juro quitaría
La injusticia y porquería que hacen que todos los días
Ponga trabas pa quererte.
Si dios me diera el mando vida mía,
Como se lo dió a la muerte, en tu puerta tallaría
Este nuevo mandamiento: nunca pruebes de una boca
Que te arrastre hasta tu muerte.
Pero todo queda en silencio,
Tú pa tú casa y yo pa la mía.
Ahora dejemos que la noche nos hable
De segundas partes o de despedias.
Ay morao, mora, mora, moraito,
Santiago te tiene en su corazoncito. (bis)