Los secretos de tu intimidad
No buscaba nada y tropecé
con dos ojos negros de mujer.
Fue el destino quien jugó a cruzar
nuestras miradas en un bar
y lo demás vino después.
No teníamos nada que perder
y la noche estaba a nuestros pies.
Tu querías robarme el corazón
y yo iba asomándome al balcón
que tu escote me dejaba ver.
Porque quiso el azar que conociera
cada secreto de tu intimidad.
Mil besos de sal en las aceras.
Sólo yo contigo y nadie más
a la hora que cierran la ciudad.
Y la luna del amanecer
me alumbró el camino que da a tu piel
bajo la penumbra de un portal.
Porque quiso el azar que conociera
cada secreto de tu intimidad.
Baile de dos en la aceras
subiendo por tus caderas
sin parar de volver a besar
y sin dejar de soñar.
Y vuelta a empezar.
Hoy que tú no estás salgo a buscarte.
Nadie me puede ayudar a olvidar.
Ven que hace frío y ya es muy tarde.