El tuerto y los ciegos
Desnuda de frío y hermosa como ayer,
tan exacta como dos y dos son tres,
ella llegó a mí y apenas la pude ver,
aprendí a disimular mi estupidez.
Bienvenida Cassandra,
bienvenida el sol y mi niñez,
sigue y sigue bailando alrededor,
aunque siempre seamos pocos
los que aún te podamos ver.
Les contaste un cuento
sabiéndolo contar,
y creyeron que tu alma andaba mal.
La mediocridad para algunos es normal,
la locura es poder ver más allá.
Baila y baila, Cassandra,
digo bien, bien, bien la pude ver
No hablo yo de fantasmas ni de Dios,
sólo te cuento las cosas
que se te suelen perder.
Se te suelen perder