Una y otra vez
Te sentaste a mi lado en la barra
y acertaste qué quise tomar.
Sonreí y me dijiste al oído
que las chicas no deben llorar.
Sin canciones seguimos bailando
en la puerta del último bar
y cuando el sol terminó con la noche
no volvimos a vernos jamás.
Por eso cada noche me detengo en tu portal
y en frente de tu casa a los santos les suplico
un poco de valor para llamarte y confesar,
que duermo sin un sueño y me levanto sin motivos
y una y otra vez en tu puerta me rindo
y una y otra vez me voy como he venido.
Abrazados después de besarnos
comprendimos los dos sin hablar
que la historia más bella del mundo
en segundos iba a comenzar.
El miedo de pronto nos pudo y dijimos
"fue sólo una noche bonita y no más"
y me marché antes de que descubrieras,
¡ay!, que yo estaba empezando a llorar.
Por eso cada noche me detengo en tu portal
y en frente de tu casa a los santos les suplico
un poco de valor para llamarte y confesar
que duermo sin un sueño y me levanto sin motivos.
De vuelta a mi rutina me consuela imaginar
que siempre que te busco me buscas tú un poquito.
Quién sabe si en mi ausencia tú visitas mi portal
y en frente de mi casa suplicas por lo mismo
y una y otra vez en tu puerta me rindo
y una y otra vez me voy como he venido.